El mundo está convulsionado. Las horas vuelan, los automóviles corren
como locos desde un extremo de la ciudad a otro en cualquier momento del día.
Las personas se llenan cada vez de más y más compromisos para conquistar lo que
será “una vida mejor”. Los niños son estimulados a hacerse adolescentes sin
vivir una niñez sana, sin vivir su niñez. Todo va muy rápido y no hay
consciencia de lo que se hace.
Para un momento, detente. ¿Qué estás ganando con todo lo que haces?
Notaste como la mayoría de los que te rodean están enfermos por el estrés,
cada vez más personas mueren a su corta edad. La juventud parece no tener reglas, viven sin parámetros, dejando de
ser jóvenes para convertirse en padres, madres, empresarios, trabajadores
tiempo completo, entre otros.
Es como si todos aceleráramos en la carrera
de la vida, pero ¿por qué o para qué vamos tan rápido? Los que corren y corren,
terminan encontrándose directamente con la muerte.
¿Ves como a diario mueren miles de personas por ir corriendo?
Esto sucede por no pensar que es mejor ir
lento, pero llegar...
Para tener una larga y mejor vida, es recomendable ir poco a poco... paso a paso... vivir una vida simple, sin tantas curvas. Y aunque lleguen las
adversidades y las calles empinadas en esta carrera, con calma puedes tomar las
decisiones correctas para no morir por
apresurarte a cruzar a doblar, sin saber qué hay del otro lado.
¡Para,
detente! ¿Cuál es tu sueño? Constrúyelo poco a poco, para que lo disfrutes así,
poco a poco. Ir lento no significa que no vivas intensamente la vida, significa
que vives de manera segura y amas lo que haces, de otro modo correrías.
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