¿Ves las diferentes “formas de respuesta” de las personas, a similares situaciones? La manera en que nos comportamos refleja
nuestra personalidad. Todos somos diferentes, Y ¡que bueno que es así!
¿Imaginas un mundo donde todos seamos iguales? Todos habladores o todos muy
callados, todos explosivos o todos relajados, todos bravos o todos alegres,
todos reflexivos o todos flojos,...y así podrían seguir los ejemplos. Sin
embargo, lo que hace interesante las
relaciones interpersonales es precisamente nuestras diferencias. ¿Sabes
por qué? Porque esto es lo que equilibra
nuestra vida. Los muy habladores pueden equilibrarse con los más callados,
los explosivos pueden aprender de los relajados, lo que sí está claro es que
los extremos son malos, no podemos responder al 100% con alegría en todo
momento de la vida, pero tampoco estar bravos siempre. Lo importante de
nuestras relaciones, es aprender un poco
de todos, porque hay tiempo para (adoptar las diferentes emociones) todo
lo que se hace bajo el sol.
Debemos aprender a valorar la personalidad de todos los que nos rodean, es
una bendición de Dios que podamos influir en otros.
Sabes algo, no importa cuánto hables de
cómo eres, siempre serás recordado por
lo que hiciste o por la manera diferente y auténtica en que viviste la vida.
No hay un patrón exacto que se deba
llevar para vivir, cada quien tiene la
libertad de hacer lo que desea, de vivir sus sueños y de crear sus
propias estrategias para ello.
Vive
la vida de una manera práctica, con una sólida personalidad que tenga algo que
ofrecer a otros, siempre habrá alguien que aprenda de ti, el punto es
¿qué estás mostrando? ¿Estás viviendo tu verdadera y valiosa personalidad?
¿Estás siguiendo “a la mayoría” o estás dando respuestas “diferentes” a “las
esperadas” ante ciertas situaciones?
Atrévete a ser diferente,
atrévete a ser tu mismo.
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