El creador del Universo
entregó al ser humano un planeta perfecto para vivir y cuidar, pero, éste en su
búsqueda por satisfacer sus necesidades y deseos, lo ha usado desmedidamente.
El egoísmo humano y la búsqueda de tener más y más, ha tenido como resultado la
contaminación del ambiente, lo que en última instancia pone en peligro la vida
humana. En la creación del mundo, Dios dijo en Génisis
1:26, 29 “... «Hagamos al ser humano a
nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre
las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes,
y sobre todos los reptiles que se
arrastran por el suelo.» También dijo “Yo les doy de la tierra todas las
plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla; todo esto les servirá de alimento.”. Dios
nos constituyó administradores de los recursos naturales, así que, hasta cierto
punto, todos tenemos la culpa del estado en que está el planeta. Sabías que hay
muchos países que carecen de agua potable y prácticamente toda el agua del
planeta está contaminada, debe ser tratada antes de consumirse. Hoy, tú puedes
comenzar a ser un mayordomo de lo que Dios te ha dado, “el agua”. Te
recomendamos: mantener la ducha abierta sólo el tiempo que sea necesario; cerrar
la llave mientras lavas tus dientes; utilizar un recipiente para lavar los
alimentos, recuerda que esa agua puede servir después, para regar las plantas, a la última hora de la tarde que es cuando hay menos
evaporación. Recolecta toda la ropa posible cuando uses la lavadora y usa el
agua que esta desecha para limpiar, no arrojes papeles, basuras u otros a ríos,
lagos o lagunas, evita el uso seguido de champú, gel y detergentes que son
grandes contaminantes o invierte en productos ecológicos. Pon esto en práctica, ya que Dios te ha dado una
tarea, administra sus recursos con todas tus fuerzas. Así, da gusto vivir.
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